martes, 15 de julio de 2008

Recursos, armas y el mundo como invitado



Cinco escenarios de la última semana

Por Leonardo Montero de la Redacción de APM


La instalación del escudo antimisiles en Europa, la reactivación de la IV Flota, la crisis ruso-georgiana, son algunos de los ítems que configuran el tablero internacional de los últimos siete días.

No es ninguna novedad decir que el mundo está inmerso en una despiadada lucha por la apropiación de los recursos naturales. Tampoco sería novedoso mencionar quiénes son los principales actores de esa competencia. La semana noticiosa que pasó fue un capítulo más para configurar ese escenario.

Los ítems que a continuación se describen brevemente, sirven cómo ejemplo para entender cómo se mueven las piezas en ese gran tablero de ajedrez que se configura en el orbe.

1-El primer escenario tuvo su inició el martes cuando la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, y el ministro checo de Asuntos Exteriores, Karel Schwarzenberg, rubricaron el acuerdo para la instalación de una base de radares antimisiles en el país europeo.

Luego de esto, el gobierno de Rusia advirtió que la medida complicará la seguridad en el viejo continente y que daba por finalizadas las negociaciones con Washington para intentar llegar un acuerdo sobre el escudo antimisiles.

El ministerio de Asuntos Exteriores ruso fue más lejos y aseguró mediante un comunicado que “si el despliegue real de un escudo estratégico estadounidense comienza cerca de nuestras fronteras, nos veremos forzados a reaccionar no con métodos diplomáticos, sino con métodos técnicos-militares”.

Según Estados Unidos, la medida se justifica por la amenaza iraní y la supuesta capacidad misilística del país persa.

El siguiente paso para la Casa Blanca es instalar diez lanzaderas de misiles interceptores en Polonia, algo que se ve interrumpido por las exigencias de Varsovia de lograr una serie de concesiones por parte de Estados Unidos. A pesar de esto, en caso de no llegar a un acuerdo con el gobierno polaco, los hombres de Washington manejan otras posibilidades como Lituania.

El Kremlin lamentó que Washington haya “ignorado” la propuesta alternativa rusa de crear conjuntamente “un sistema colectivo de seguridad para las amenazas de ataques con misiles”.
Sumado a esto, Moscú denunció que la Casa Blanca retiró sus propuestas de “medidas de transparencia y control” que había ofrecido a Rusia con anterioridad para convencerla de que el escudo antimisiles no estará dirigido contra su territorio.

“Observaremos atentamente cómo evoluciona la situación y seguiremos abiertos a un diálogo constructivo, tanto sobre el sistema antimisiles como sobre toda la problemática de la seguridad estratégica, pero siempre en pie de igualdad”, concluyó el comunicado ruso.

Esta declaración de Moscú es la que corre el velo de las intenciones estadounidenses en Europa del Este.

No se trata de un acuerdo de defensa sino de una política destinada a contrarrestar la histórica influencia rusa en una zona caracterizada por la abundancia de recursos naturales y donde la geopolítica otorga uno de los botines más importantes de la competencia por las riquezas de la naturaleza.

2- Uno de los temas salientes de la semana informativa fue la visita a Buenos Aires del subsecretario de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado de la Casa Blanca, Thomas Shannon. Acompañado del subsecretario del Tesoro, Brian O`Neill, el enviado estadounidense se reunió con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y altos funcionarios argentinos.

Durante la cita, Shannon intentó esbozar una explicación acerca de la reactivación de la IV Flota de la Armada estadounidense, que a partir del primero de julio navega aguas latinoamericanas. Shannon aseguró que se trata de barcos “sin capacidad ofensiva” preparados para ayuda humanitaria.

Aunque cabe aclarar que en su propio argumento radica la contradicción. Más allá de no contar con “capacidad ofensiva”, se sabe que la flota tiene entre sus objetivos “luchar contra el terrorismo y el narcotráfico”. Con ese fin, cuenta con buques capaces de detectar y perseguir el tráfico de drogas en alta mar, los llamados “destructores”.

En declaraciones a la prensa, el enviado estadounidense sostuvo que debió “asegurar” ante la presidenta argentina que “la armada no va a entrar en ningún río y que va a respetar los mares territoriales”. Además, Shannon debió aclarar porqué los gobiernos de la región conocieron la noticia a través de los medios y no fueron consultados antes de tomar la medida de reactivar la IV Flota luego de 58 años.

Por otro lado, según informa el diario argentino Pagina/12, la presidenta argentina expresó su preocupación por la amenaza secesionista en Bolivia y le pidió al subsecretario de Asuntos Hemisféricos que Estados Unidos no contribuya a ella.

A pesar que tanto los funcionarios estadounidenses como los argentinos, resaltaron el carácter “amistoso” y “cordial” de las relaciones bilaterales, la preocupación por las injerencias de Washington en Latinoamérica no cesa.

El papel que Estados Unidos ha asumido respecto a América Latina, pone en cuestionamiento cualquier acción que emprenda en el continente, incluso una sencilla reunión protocolar.

Las poco claras intenciones para la reactivación de la IV Flota y la amenaza que supone para la región, obligan a los gobiernos del continente a actuar en conjunto frente esa preocupación.

3- El tercer escenario tiene estrecha relación con el primero de esta lista. Se trata de la agudización del conflicto entre Rusia y Georgia por las regiones separatistas de Abjasia y Osetia del Sur.

La escalada comenzó con una serie de explosiones en Abjasia y enfrentamientos en el llamado desfiladero de Kódor entre milicias georgianas y abjasias. Kódor es una zona militarizada por Georgia, epicentro de los reclamos territoriales. Moscú exige que una retirada de tropas como puntapié para el restablecimiento del proceso de paz.

El miércoles 9 de julio, aviones militares rusos sobrevolaron Osetia del Sur. Según el Kremlin, la acción tuvo como objetivo evitar un ataque de fuerzas georgianas contra los osetios. Este hecho produjo que Tiflis (capital de Georgia) llamara a consultas a su embajador en Moscú.

Ahora Georgia pidió oficialmente al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) una reunión extraordinaria por la violación del espacio aéreo.

En ese convulsionado contexto, la secretaria de Estado estadounidense, Condoleezza Rice, realizó una visita oficial a Tiflis y se reunió con el presidente Mijaíl Saakashvili. Rice reafirmó su apoyo a las aspiraciones georgianas de ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Más allá de la cuestión territorial, el trasfondo político de la disputa tiene otra disputa entre Estados Unidos y Rusia por ejercer influencia en las ex repúblicas soviéticas. La intención de Washington de ampliar la esfera de la OTAN es un golpe directo a los intereses rusos.

Rusia guarda en su manga la decisión de reconocer oficialmente a Osetia del Sur y Abjasia si la OTAN acepta a Tiflis.

Respecto a esto, la secretaria de Estado de Washington declaró que la solución de esos conflictos “debe producirse respetando la integridad territorial de Georgia y pacíficamente”.

Curiosa postura de Estados Unidos si se tienen en cuenta los antecedentes recientes. En febrero de este año, la Casa Blanca impulsó la declaración unilateral de la independencia Kosovo sin tener en cuenta la “integridad territorial” de Serbia.

En aquella oportunidad, APM advirtió acerca del peligroso precedente que podría significar aquella declaración unilateral (Ver “EEUU, la UE y Kosovo, una maniobra peligrosa” de Leonardo Montero). Ahora el germen secesionista vuele a tomar fuerza y Washington, que celebró la independencia kosovar, reclama por la integridad de su aliado georgiano.

En definitiva, la zona de la Europa oriental sigue siendo un espacio de disputa entre el antiguo líder, Moscú, y quien intenta conseguir un nuevo espacio para desplegar sus intereses, Estados Unidos.

4- Otro de los escenarios salientes de los últimos siete días, se desprende de un artículo publicado por el diario británico Daily Telegraph. Según este matutino, el gobierno de Gran Bretaña “está cada vez más preocupado por la escalada militar de Argentina en la región de la Antártida, y teme un nuevo conflicto bélico como el de las Islas Malvinas de 1982”.

Para el periódico inglés, Londres debe estar alerta debido a que “Argentina elevó la posibilidad de desplegar fuerzas militares en la región antártica, con el anuncio de planes para el uso de soldados en defensa de sus intereses”.

“Cristina Fernández dijo a las autoridades de Defensa que Argentina debe estar preparada para garantizar su soberanía y proteger sus recursos naturales (...), mientras las naciones compiten para reclamar áreas de la región que se creen son ricas en petróleo” publicó el Telegraph.

La intención de la mandataria de ejercer la soberanía territorial y defender los recursos naturales, es tomada por el diario como una “amenaza” en las tensiones entre ambos países por el histórico conflicto por las Islas Malvinas.

Más allá de entender que se trata de una versión periodística, la noticia genera cierta sorpresa teniendo en cuenta algunos datos.

Por ejemplo, la constante negativa de Gran Bretaña para negociar la cuestión de las Islas Malvinas. Debido a esto, hace algunas semanas el canciller argentino, Jorge Taiana acusó a funcionarios londinenses de “arrogarse el derecho de ser el único árbitro, de cuándo, cómo, incluso de si se va o no a negociar”. Esa actitud puede tener como objetivo consolidar el “ilegítimo acto de fuerza”, sentenció el diplomático ante el Comité Especial de Descolonización de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Otro dato significativo es la supuesta “preocupación” por la decisión argentina de defender los recursos naturales, cuando Gran Bretaña junto a su principal aliado, Estados Unidos, despliegan una política militarista a lo largo y ancho del planeta con el inocultable objetivo de defender las riquezas naturales propias y conquistar otras.

Por último, para echar por tierra la hipótesis de la “preocupación” británica, basta comparar los presupuestos destinados a defensa en cada país para descubrir que el número británico es casi treinta veces el argentino.

Esta noticia no es más que una más en la carrera por la apropiación de los recursos naturales en dos escenarios hasta ahora poco explorados: la Antártida y el Ártico. En ese contexto, Londres es y seá uno de los actores principales en esa competencia con futuro incierto.

5- El último de los hechos tiene un correlato común en las semanas anteriores. La cuestión inmigratoria y la decisión de la Unión Europea (UE) de restringir los flujos de personas mediante la “Directiva Retorno”, que prevé la condena de hasta dieciocho meses de prisión para los “ilegales”.

Más allá de las voces de reclamos que hacen eco en todo el mundo, el viejo continente sigue firme en su postura de no admitir a los “sin papeles”.

Las escenas surgidas en España esta semana grafican la crudeza de esta problemática. Durante los últimos días, la Guardia Civil española detuvo varias embarcaciones en las costas del país.

El lunes en Motril, el miércoles en Almería y viernes en La Gomera, 144 personas querían alcanzar las playas españolas y al menos 33 murieron en el intento. Entre ellos varios niños.

Las naciones ricas preocupadas por la suba de precios de los alimentos, no advierten que allí radica sólo una parte del problema que tiene su complemento más trágico en un continente africano condenado por la extrema pobreza, la desigualdad y la carencia de oportunidades.

La inmigración es un síntoma de un problema de raíz mucho más amplia y que requiere que los países afortunados adquieran una posición más comprometida en la búsqueda de soluciones concretas.

En ese contexto, el mar Mediterráneo escenario de las batallas navales más importantes de la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido en la actualidad, en escenario de una batalla donde la disputa ya no es por ambiciones imperiales, sino por sueños de marginados.

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