sábado, 15 de septiembre de 2007

La Ronda de Doha, sus efectos y disyuntiva



Por G. Leone
III Y ULTIMA PARTE

Esta influencia de conducta desigual de movimientos de flujos de capital, son la órden del día. Muchos o casi todos se especializan en el encarecimiento de los productos, exigiendo a sus endebles presas industriales, mayores rendimientos en los dineros que ellos prestan.
Todo esto por la oferta y demanda masiva de productos y servicios, lo que determina el interés por los "pescadores de fortunas fáciles y rápidas", que dan paso a reveses en la pérdida de valores, por extremas exigencias de los intermediarios comerciales, léase "prestamistas trotamundos".

O, igual a cambios bruscos por los amaneceres de políticas de gobiernos proteccionistas.
Concretamente, el flujo de capitales de inversión son como los autos que caminan por una supercarretera. Los inversores son los pilotos de esos autos, junto con los bancos y empresas intermediarias de inversiones.

Quieren la vía expedita y no esperan que deban parar ni pagar en ninguna caseta de peaje (que colectan cargas fiscales o medidas proteccionistas a los mercados o de determinados productos o industrias). Los prestamistas exigen altos dividendos, al más corto plazo y sin restricciones de ninguna índole. Y, con el menor riesgo posible.
Sobre todo en las economías emergentes en los mercados emergentes, llamados también mercados "subdesarrollados o informales", donde la "microempresa" siempre ha sido el auto-empleo para la subsistencia de un porcentaje que supera al empleo de la iniciativa industrial y al del volumen estatal o de gobierno.

Los inversores quieren solo circular por las vías de altas velocidades que conduzcan a los mercados ofertantes que más volumen económico ofrezcan. Lo importante, en muchos de los casos, no importando que los riesgos sean mayores. Ellos están dispuestos a jugar en la "ruleta de inversiones" para dar el golpe a ganar más.

Lo que no quieren esos técnicos especialistas asesores de los propietarios de capital, son restricciones a sus inversiones. Aspiran a que los mismos corran a velocidades del pensamiento para llegar lo más rápido posible, hoy en el extremo sur, mañana en el extremo norte, este u oeste.

Llamémosles a esos flujos de capitales: "errantes o turisteros". Otros los llamaron “golondrinas”, los cuales, cuando encuentran "postres" no de "sobre mesa", mas bien de “sobre utilidades”, anegan los mercados. Pero igual quieren irse a turistear a otro "fácil restaurante" (mercado bonante emergente). Captador, no de comensales sino de "inversionistas errantes y turisteros". Que lleven las transferencias de dineros electrónicas, repartiendo selectivamente entre los o el país desarrollado o en desarrollo más confiable por su tamaño comercial e industrial, y las obligaciones nulas en restricciones.

Por último, se ha dicho que "el rápido aumento de los flujos de capital hacia los paises en desarrollo (léase, además, que no ponen resistencia ni condiciones ni prohibiciones) en un momento en que muchos de éstos están registrando grandes saldos positivos de cuenta corriente, ha conducido a un aumento sustancial de las reservas de estos países en moneda extranjera, y ha oficiado como disparador de flujos de capital de los países en desarrollo hacia el exterior.

Este flujo adopta tres formas: Primera: inversión de reservas en instrumentos seguros de baja rentabilidad como Letras del Tesoro de Estados Unidos; Segunda: financiamiento en la adquisición de activos para respaldar la presencia creciente de empresas líderes de los países en desarrollo en los mercados globalizados de productos básicos o mercancías materia primas ; y, Tercero: inversiones financieras y préstamos a otros países en desarrollo, determinando así un flujo de capital. Estas tendencias en su conjunto, recomiendan que los paises en desarrollo todavía están restringidos fundamentalmente a los segmentos del flujo de capital mundial de baja rentabilidad o de alto riesgo.

Éste es el precio que deberán pagar para cumplir con los requisitos que aseguran el equilibrio de la balanza de pagos mundial.

Estos rasgos característicos del escenario financiero mundial se pueden interpretar de dos maneras distintas. Una es la orientación que adopta el Banco Mundial. Por un lado, admite que ha surgido una "probabilidad de un giro en el ciclo del crédito", y que un "problema clave que enfrentan los países en desarrollo es administrar la transición, tomando medidas preventivas que apunten a disminuir los riesgos de un cambio drástico e inesperado en la dirección de los flujos de capital".

Y, por el otro, minimiza los peligros argumentando que el incremento de los flujos de capital "habla bien de la elasticidad y resistencia de las economías en desarrollo y de la capacidad de los mercados financieros internacionales para administrar los riesgos".

Entendemos lo que los especialistas nos dicen con estas deducciones, aún así, la resistencia sistemática por parte de los paises industrializados, y mejor todavía por los "errantes flujos de capitales". Por supuesto, con el apoyo de sus gobiernos solo pretenden ganar sin importar en que estado queden las economías de los mercados emergentes. Que, muchas veces, no solo terminan saqueadas por los altos intereses de beneficios, como mercados de alto riesgo, sino hasta quedar en bancarrota como ya ha sucedido con mercados como México, Asia del este y Argentina. Porque fueron brutalmente saqueados por los "capitales errantes o turisteros".

Finalmente la Ronda de Doha, sus efectos y disyuntiva no podrá ser de una política de crecimiento multilateral si no se aplica equitativamente a los problemas, intereses y desarrollos a esas economías que necesitan crecer dentro de un marco jurídico internacional proteccionista y vigilado, como un estímulo a las buenas relaciones comerciales entres naciones civilizadas y congruentes con las necesidades de los paises en desarrollo, y no solo por el nefasto interés de ganar más.

Una solución coercitiva podría ser la siguiente: los flujos de capital que quieran solo ver su interés de ganar más, se les debe condicionar que por cada dólar invertido en una economía de menor riesgo por su éxito en los mercados mundiales, se debe invertir otro dólar en las economías emergentes o microenomías, urguidas de flujos de capitales para perfilarse a los mismos estandares de crecimiento sostenido, como los "peces gordos". O, como sabiamente se les llamó: "Los Tiburones y las Sardinas".

De lo contrario, estaremos fomentando la disparatadas inversiones solo en mercados privilegiados, en donde los paises industrializados son una garantía. El capital debe estar al servicio de la humanidad y no ésta al servicio del capital. Vivir con dignidad debe ser un derecho de privilegios de todos los pueblos sin excepciones.

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