Asimetrías en el Mercosur
Por Margarita Torres. Desde la Redacción de APM
Las ventajas de Brasil en detrimento de Paraguay, por la energía de la represa de Itaipú, son sólo un ejemplo de la situación que ya afecta las relaciones diplomáticas.
El problema energético atraviesa al mundo y en América Latina tiene particularidades que lo hacen acuciante. Tanto, que ya está afectando las relaciones diplomáticas de los países del Cono Sur.
Un caso paradigmático es el que se da con la energía que Brasil recibe de Paraguay, a través de la monumental represa de Itaipú, localizada en el Río Paraná -14 kilómetros al norte del Puente de la Amistad- en el trecho fronterizo entre ambas naciones. El área del proyecto se extiende desde ciudad del Este, en Paraguay y Foz de Iguazú, en Brasil al sur, hasta el Salto de Guairá, al norte.
Esta represa fue el resultado de intensas negociaciones entre Paraguay y Brasil durante la década del ´60. El 22 de junio de 1966, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Juracy Magalhaes, y el de Paraguay, Sapena Pastor, firmaron el “Acta de Iguazú”: una declaración conjunta que manifestaba la predisposición para estudiar el aprovechamiento de los recursos hídricos pertenecientes a los dos Estados. Una de las cláusulas del proyecto preveía que el excedente de energía que no fuera utilizada por uno de los dos países, sería vendido en exclusividad al otro país participante del proyecto. Probablemente ese sea el punto donde resida la situación de injusticia que hoy padece Paraguay.
Es que, según explicó a la APM, el economista y abogado Félix Herrero, vicepresidente del Grupo Moreno de Argentina (Movimiento por la Recuperación de la Energía Orientadora), si bien “el 50 por ciento de la energía es de Brasil y el otro 50 es de Paraguay; de su porcentaje, Paraguay sólo consume el 5 por ciento”. De modo que “el 95 por ciento del total de la energía queda en Brasil”.
Actualmente, el 45 por ciento de la energía que Paraguay no consume “se vende a Brasil; a través de Itaipú, a Electrobras, que es una empresa estatal que, a su vez, la vende a las distribuidoras de varias regiones de Brasil a 37 dólares; de los cuales Paraguay recibe muchísimo menos, porque tiene que pagar las inversiones que Brasil realizó en la represa”.
Según Herrero, en este esquema “Paraguay está subsidiando, con su electricidad barata, a Electrobras, que la vende a 80 dólares a las distribuidoras, que en parte son empresas locales; pero muchas son transnacionales extranjeras que la venden a 150 dólares”.
Este panorama que perjudica a Paraguay es, para el actual gobierno de Fernando Lugo, una de las prioridades en la agenda vinculada a los temas regionales. Tanto que, en una nota que envió al director general brasileño de Itaipú, Ingeniero Jorge Samek, denunció las ventajas que Brasil obtiene en detrimento de su país, por la central hidroeléctrica binacional.
En esa misiva, el mandatario advirtió que “la buena relación entre Paraguay y Brasil, pasa por un precio justo para el Paraguay por la energía de Itaipú, según el acuerdo del acta de Foz de Iguazú de 1966, y el precio justo nunca puede ser un 4 por ciento del precio de mercado”.
En ese sentido, Herrero remarcó que no hay que dejar de tener en cuenta que “Itaipú con Brasil y Yaciretá con Argentina, son, para Paraguay, las principales fuentes de producción y generación eléctrica e hidroeléctrica”; y que la relación entre los tres países –sobre todo con Lugo en el poder- “seguramente va a tener un sentido distinto”, atento a que “hay un retraso muy fuerte de los ingresos de Paraguay en función de los valores de la energía en el mundo”.
En ese contexto, el vicepresidente del Grupo Moreno, quien además presidió la delegación argentina para el tratado de Yaciretá en 1973, mencionó que “la primera crisis petrolera del mundo fue el 18 de octubre de ese año, cuando los países árabes hicieron el embargo de las ventas del crudo al mundo occidental. Allí fue cuando se cuadruplicó el valor del petróleo”.
Hasta ese momento, “el valor del crudo estaba en 2 dólares el barril y, hace alrededor de 30 días llegó a casi 150. Es decir, ha subido de una forma impresionante y eso nos está diciendo que los precios del año 1973 no reflejan los precios actuales, los precios de mercado, más justos”.
Por eso, “Paraguay se encuentra con un sistema -mucho más en Itaipú que en Yaciretá-, donde recibe la energía eléctrica que genera, a montos muy bajos”. Es razonable entonces que el gobierno paraguayo, observe con énfasis las desventajas para su economía.
Lo más preocupante es que el perjuicio del que es victima el pueblo paraguayo, se traduce en enormes ganancias para un grupo de transnacionales. Es que la mayoría de las empresas distribuidoras de energía eléctrica de Brasil son privadas extranjeras y, en definitiva, las que capitalizan la injusticia producto de los bajos precios al por mayor de la energía paraguaya.
Lugo ha llegado a calificar esta situación como un claro “enriquecimiento ilegítimo” de Brasil, al llevar la energía paraguaya de Itaipú, equivalente a 224.000 barriles de petróleo por día y pagar por ello menos que el precio de 10.000.
“Hoy –afirmó Lugo en su nota al representante brasileño en Itaipú- Paraguay se empobrece en 700 millones de dólares al año (el 7 por ciento de su Producto Bruto Interno), pues importamos 30.000 barriles de petróleo a 1.000 millones de dólares al año y, en cambio, nos pagan apenas 300 millones anuales por el equivalente de 224.000 barriles de petróleo”.
Por su parte, el especialista del Grupo Moreno, Félix Herrero, coincidió en que, así las cosas, “las que se benefician son las transnacionales y como siempre, los estados de los países más pobres están subsidiando a las multinacionales ricas del mundo”.
La pregunta siempre latente ronda en cómo se puede avanzar en un proyecto de integración regional con bases sólidas, si se mantienen este tipo de situaciones donde, los países más pobres resultan siempre los más relegados.
Herrero reflexionó sobre la postura de Brasil en este sentido, teniendo en cuenta que es el país más poderoso de América del Sur, en términos económicos: “Brasil opera como un país que se integra a la región pero está pensando más en su posición mundial, pertenece al Grupo BRIC -donde también están también India, China y Rusia-, que es un gran proyecto de los países emergentes gasíferos y petroleros no árabes”.
“Brasil piensa mucho en los temas internacionales y a veces, se olvida mucho de los países de la región”, cerró el vicepresidente del Grupo Moreno de Argentina.
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