Cuando ya Rusia dio muestras de la terminación de la acción bélica, y firmado con el presidente de Francia Nicolas Sarkozy, un documento de 6 puntos, con miras a la pacificación del la zona en conflicto, nosotros hacemos historia con este artículo escrito por Leonardo Montero, desde Argentina.
He aquí los puntos claves negociadas por los presidente de Rusia y Francia, Dmitry Medvedev y Nicolas Sarkozy, respectivamente: "la renuncia al uso de la fuerza; el cese definitivo de todas las acciones militares; el libre acceso a la ayuda humanitaria, y el regreso de las Fuerzas Armadas de Georgia a su lugar de emplazamiento habitual."
"Las tropas rusas serán retiradas a la línea que existía antes del estallido del conflicto, aunque podrán tomar medidas de seguridad adicionales hasta la creación de los correspondientes mecanismos internacionales."
Igualmente "se dará comienzo a un debate internacional para decidir el futuro estatus de las separatistas Osetia del Sur y Abjasia y determinar la vía de garantizar su seguridad."
Por Leonardo Montero. Desde la Redacción de APM
Las hostilidades entre Rusia y Georgia estallaron luego de semanas de tensión. Una disputa con final anunciado y un fantasma que sobrevuela la escena: ¿Quién está detrás de Tbilisi?
Mientras el mundo entero se maravillaba con el esplendor de la fiesta de inauguración de los Juegos Olímpicos de Beijing, una nueva guerra comenzaba a tomar forma en la antigua Unión Soviética. Los innumerables fuegos artificiales de Pekín tenían su correlato en los fuegos bélicos de las tropas georgianas que ingresaban a Osetia del Sur.
En las primeras horas del viernes, Georgia dio un golpe tan arriesgado como inesperado. Sus tropas atacaron la región independentista de Osetia del Sur y, por unas horas, tomaron el control de la mayor parte de ese territorio, incluida su capital, Tsinvali. Según los pocos reportes de la prensa internacional, el panorama allí es devastador con cientos de víctimas y la ciudad arrasada.
Horas antes del ataque, el primer mandatario georgiano, Mijail Saakashvili -aliado estratégico de Washington en la región-, había anunciado unilateralmente un cese de hostilidades con las fuerzas surosetas. Él mismo decidió evadir el alto al fuego.
Como era de esperar, Rusia desplegó sus Fuerzas Armadas y el conflicto estalló.
El sábado, Georgia se declaró en “estado de guerra” cuando ya las tropas rusas habían recuperado la mayor parte de las posiciones surosetas. Incluso, el presidente georgiano reclamó a Moscú establecer un cese del fuego. Al cierre de esta edición, el Kremlin se negaba a aceptar esta posibilidad hasta que Tbilisi restaurara el orden en vigor en Osetia del Sur antes del estallido del conflicto.
Osetia del Sur es una región autónoma que proclamó su independencia de Georgia en 1990 con intenciones de integrarse a Osetia del Norte, territorio que integra la Federación Rusa. La mayor parte de los ciudadanos que habitan Osetia del Sur son de origen ruso.
Las hostilidades se fueron acrecentando en las últimas semanas con los enfrentamientos en otra región separatista de Georgia: Abjasia. La escalada comenzó con una serie de explosiones en Abjasia y enfrentamientos en el llamado desfiladero de Kódor entre milicias georgianas y abjasias (Ver “Recursos, armas y el mundo como invitado”, APM 13/07/08).
El miércoles 9 de julio, aviones militares rusos sobrevolaron Osetia del Sur. Según el Kremlin, la acción tuvo como objetivo evitar un ataque de fuerzas georgianas contra los osetios. Esto provocó que Tbilisi retirara a su embajador en Moscú y solicitará una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Con el estallido de los enfrentamientos en Osetia del Sur, la tensión se extendió a Abjasia. Según Georgia, el sábado “aviones de combate rusos” atacaron Kódor, único sector de Abjasia controlado por Tbilisi. Según las autoridades abjasias, el ataque fue efectuado por su aviación. A esto se suman los bombardeos rusos sobre la ciudad georgiana de Gori que dejó cientos de víctimas, según corresponsales de la prensa internacional.
Al cierre de esta edición, Georgia anunciaba el retiro de sus tropas de Osetia del Sur, algo que era desmentido por Rusia que afirmaba que aún persistían hombres georgianos en Tsinvali. Moscú se negaba a aceptar un retiro de sus fuerzas, incluso si se lograba un acuerdo con Tbilisi.
Más allá de las cambiantes circunstancias, el poderío militar ruso parece demasiado ante las fuerzas georgianas, a pesar de que éstas han recibido cientos de millones de dólares en concepto de ayuda militar por parte de Estados Unidos en los últimos años. Incluso, Rusia acusa a Washington de darle entrenamiento a cientos de contingentes militares georgianos.
Sergei Lavrov, ministro de exteriores ruso, aludió al apoyo militar para Georgia, asegurando que: “ahora vemos que Georgia ha encontrado un uso para esas armas y para las fuerzas especiales que fueron entrenadas con la ayuda a instructores internacionales.”
Con esto, Georgia intentó involucrar en la crisis a Estados Unidos al pedir que actúe como mediador ante Rusia. La Casa Blanca advirtió al Kremlin sobre las importantes consecuencias que el conflicto puede tener sobre las relaciones bilaterales.
Tbilisi también quiso hacer intervenir a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y a la ONU expresando que “tienen un deber moral” de defenderlos, según informó AFP.
La estrategia de Saakashvili es clara: extender el conflicto y lograr ayuda militar de su amigo, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush. Hasta ahora, sólo a conseguido la defensa a nivel diplomático, habrá que esperar el correr de los acontecimientos para saber hasta adónde llegará el aporte estadounidense.
¿Qué se juega detrás del control de Osetia del Sur? Básicamente, lo que está en juego es el control militar en la zona del Cáucaso y, por ende, su importancia en la disputa geopolítica por el control los recursos naturales de la zona.
El principal interés para Estados Unidos en Georgia es la posibilidad de tener acceso a la ruta estratégica de tránsito de recursos naturales. El país caucásico es un enclave fundamental para el traslado de hidrocarburos desde el Mar Caspio hacia Occidente. Su territorio es atravesado por el oleoducto Bakú-Tbilisi-Ceyhan (BTC) que transporta petróleo desde la Cuenca del Caspio al mar Negro y al mar Mediterráneo para abastecer a Europa.
El BTC es operado por la compañía británica BP y puede bombear más de un millón de barriles por día de crudo. Su extensión supera los 1.700 kilómetros y es el primer oleoducto en transportar grandes volúmenes de “oro negro” desde el Mar Caspio sin pasar por Rusia.
Sin embargo, los expertos coinciden en que es difícil que Estados Unidos y la OTAN intervengan directamente en el conflicto, a menos que el BTC este en peligro.
Teniendo en cuenta esto, parece demasiado arriesgada la apuesta de Saakashvili de atacar Osetia del Sur sin el respaldo de su principal aliado. Inclusive, analistas internacionales auguran que la actitud de Georgia le quitaría posibilidades en su intención de ingresar a la OTAN en diciembre.
La provocación de un pequeño hacia un gigante sólo puede entenderse de dos formas. La primera es que el pequeño no esté en sus cabales (por ejemplo, Guerra de Malvinas entre Argentina y Gran Bretaña, 1982). La segunda opción es que el pequeño cuente con el respaldo asegurado de otro gigante para salir en su defensa.
Aunque grosero, el anterior ejemplo sirve para poner sobre la mesa las posibilidades a futuro en el conflicto del Cáucaso. Los hechos tendrán la última palabra acerca de si una u otra de las posibilidades era la correcta. A priori, la segunda parece ser la más adecuada.
Si esto efectivamente fuera así, el escenario futuro enfrentaría aún más a las dos grandes potencias del mundo. En ese caso, Osetia del Sur sería apenas el prólogo de un conflicto mayor.
lmontero@prensamercosur.com.ar
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